El enterrado
El
enterrado.
Fragmento
breve de la novela en curso
“Dublineses”.
Mi primer encuentro serio con la
literatura fue durante un viaje a Granada en 1977. Estando allí con mis padres
y hermanos le concedieron el Premio Nobel de Literatura a Vicente Aleixandre,
el resistente, el máximo representante del exilio interior, ejemplo de
integridad y valentía. A la mañana siguiente las paredes de la ciudad estaban
llenas de pintadas con sus poemas. Era una época de efervescencia y la Academia
Sueca quiso homenajear y reconocer a la generación del 27 en su quincuagésimo
aniversario. Mamá compró entonces el primer tomo de sus poesías completas,
edición de ese año que abarca su obra hasta 1967. Hoy ese libro obra en mi
poder, lo releo de vez en cuando. Me paro a menudo en el poema que abre “Nuevos
retratos y dedicatorias, 3”, concretamente en “El enterrado. A Federico”.
Supongo que este poema debía figurar en las paredes de la Granada natal de
nuestro poeta por antonomasia en aquel ya lejano año del despertar a la
libertad, tras 41 años de su cobarde asesinato y del estallido de la guerra:
“¿Lloras? ¿Cantas? ¿O vives, solo vives sin llanto/ hombre de luz extinta que
reposado aguardas/ sabio de ti y del mundo, bajo la tierra leve?/……. ¡Ah,
ciegos hombres que banales marcháis/ pisando un pecho. ¡Ah ciegos, delirantes
que un día/ segasteis una vida poderosa!
Ahora que se cumplen 30 años de tu
muerte recuerdo ese viaje a Granada, cuando se me abrieron los ojos a la poesía
y rememoro aquello manejando ese viejo tomo de Aguilar de tapas verdes al que
faltan los dos últimos grandes poemarios del ilustre sevillano, Los poemas de
la consumación y Los diálogos del conocimiento.
Te mando un abrazo, de lector y amigo.
ResponderEliminarGanas de seguir leyendo...
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