Gerda
Gerda
Gerta Pohoryllze, más conocida como
Gerda Taro, vino a fotografiar nuestra guerra y entre nosotros halló la muerte.
De haber sobrevivido habría tenido que seguir huyendo o bien perecer en los
infames campos de la muerte nazis, energúmenos de los que salió huyendo nada
más alcanzar éstos el poder. Vino con su a menudo amado y a veces odiado Robert
Capa, fueron la pareja de fotoperiodistas más mítica del pasado siglo. Ella era
mejor fotógrafa así como más osada. Se hizo famosa en Brunete, uno de los escasos
triunfos del ejército popular. En esas fechas estáis aún en la Academia,
prontos a partir. Luis Cernuda deambula solo y hambriento por Valencia y
Barcelona, también a punto de partir a su definitivo exilio. Las tropas
nacionales se rehacen y el ejército popular retrocede. Gerda se sube a la
camioneta del mítico general Walter y se cae. Un tanque la destripa y muere a
las pocas horas. La vida de Robert dejó de tener sentido y todo fue después una
loca peregrinación en busca de emociones y riesgos, hasta caer también él, algo
que deseaba. Cernuda, muy cercano a su muerte, en San Francisco, escribe uno de
sus más sentidos poemas, 1936:
“Recuérdalo tú y recuérdalo a
otros/En 1961 y en ciudad extraña/Más de un cuarto de siglo/Después. Trivial la
circunstancia, /Forzado tú a pública lectura, /Por ella con aquel hombre
conversaste/Un antiguo soldado/ En la Brigada Lincoln.”.
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