Viktoria








Viktoria.
Bulgaria, 2014. Fuente: filmin.
Dir: Maya Vitkova
Guión: ídem
Int: Irmena Chichikova, Daria Vitkova, Kalina Vitkova.



El este de Europa atesora para este cronista mejor cine que el Occidente. Herederos de los logros culturales del comunismo, estos países, caídas sus dictaduras, hacen en su cine catarsis de su pasado, algo que no ocurrió en nuestro país tras la muerte de Franco, donde el cine
era y sigue siendo complaciente. Cintas más o menos recientes como Sieranevada, Cuatro meses, tres semanas...., Yo, Olga Hepnárova o esta Viktoria que nos ocupan creo que dan fe de esto que digo.
Bulgaria es un país en situación extrema, peor que la de Grecia, que en pocos años ha perdido a la mitad de su población y corre el serio riesgo de desaparecer. La debutante directora Maya Vitkova, consciente sin duda de todo esto, hace una mágica incursión en el inmediato pasado de su país en esta cinta dura, onírica, trágica, todo un logro de la cinematografía contemporánea.


Nos encontramos con una familia típica de un país comunista, con un matrimonio joven que comparte piso con la madre de la mujer. Esta, es una atormentada y bella bibliotecaria que quiere huir a Occidente y se encierra en el cuarto de baño a fumar y beber Coca-Cola. Cuando se queda embarazada, consciente de que un niño cortaría sus alas, intenta provocarse un aborto en unas imágenes terribles a la vez que de una sensualidad y morbo desbordantes. Su marido, médico, es una suerte de cero a la izquierda, un hombre débil y anodino aunque de buen corazón. Va a nacer una niña, Viktoria, con una anomalía que la va a convertir en una heroína del pueblo, con todos los privilegios que ello va a conllevar para ella y su familia. El crecimiento de esta niña va a coincidir, en una carrera paralela, con la decadencia y caída final del comunismo. Esta familia, disfuncional como todas, tiene en la abuela muda al miembro en apariencia más débil, pero muy al contrario, se va a convertir hasta su muerte en el nexo de unión, apoyo para la niña y, a la postre, la persona más normal de entre ellos. Es también impresionante cómo su hija lava su cadáver con una esponja cuando muere, ante una Viktoria desgarrada, no sin antes haber recibido en el bosque de camino una lluvia de leche, esa leche que ni recibió seguramente de ella ni pudo tampoco dar a su hija. Al final se va a cerrar el círculo, como nos esperamos, y Viktoria, tras reconcilarse con sus padres, cumple el viejo sueño de su madre de irse a Venecia.
Film de gran sordidez, que embrida el destino de un país con el de una familia, nos presenta la vida tal y como es, como siempre ha sido y será, con una inteligente mezcla de simbolismos, retazos de imágenes de archivo y radiografía de unas relaciones enfermizas. Un peliculón.

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