Los mandarines

 Simone de Beauvoir

Los mandarines

Edhasa, 1986

900 pgs.




Para ser sincero, nunca he sentido simpatía por la pareja Sartre-de Beauvoir, pues por muy buenos escritores que fueran, tienen ambos muchos puntos en su biografía que me los hacen antipáticos. Ella, durante la ocupación alemana de Francia, trabajó para los medios de Vichy, tuvo un comportamiento, como poco, deshonesto con muchas de sus alumnas....El, fue acomodaticio durante la ocupación, y durante el resto de su vida, un dogmático. Pero no estamos aquí para juzgar su moral, sino su calidad literaria. De él he leído "La náusea" y varias de sus obras teatrales, ninguno de sus ensayos, aunque me espera hace más de 30 años en una estantería "El ser y la nada". De ella esta obra, la más conocida suya junto al segundo sexo, es la segunda que leo tras "La mujer rota". Y para qué negarlo, esta "Los mandarines" , me ha gustado y entretenido mucho, pese a que discrepe en muchas cosas de su contenido.

Esta obra capital retrata las vidas de varios intelectuales burgueses desde la Liberación de París hasta pasados unos años de la inmediata posguerra. Y lo primero que me llama la atención es que no pasen demasiadas escaseces sino, todo lo contrario, puedan comer y beber exquisiatamente, viajar, tener segundas viviendas en el campo, ir a restaurantes, etc. La autora obvia la hambruna, las epidemias, el estado de ruina que asoló toda Europa hasta bien entrados los años 50.

Estos burgueses son, por supuesto, todos de izquierda, desde la relativa independencia de Henri hasta la sumisión a la URSS de Robert, marido de Anne, la psiquiatra que narra la obra, o la nostalgia gaullista de varios antiguos resistentes, como el propio Henri, amante primero y finalmente marido de Nadine, la hija de los protagonistas, y el cual se encuadra más o menos en el socialismo democrático. El PC no sale muy bien parado, es muy mal visto por muchos de los jóvenes resistentes que pululan en torno a Henri y su diario "L espoir". 

Son constantes los debates en torno al futuro de la izquierda en Francia y en toda Europa, el papel de la URSS, el plan Marshall, de Gaulle, los socialistas, la reconstrucción de Europa tras la hecatombe nazi. Y estos debates son la parte más interesante de esta larga y prolija novela. Hay quien querrá ver entre los protagonistas a la propia pareja Sartre y el castor y muchos de sus amigos, como Camus, y no seré yo quien lo niegue, pero he de confesar que conozco muy por encima la vida y circunstancias de la autora, que se me ha hecho un poco más simpática tras leer esta obra, pero sobre la que sigo teniendo reservas.

Agrada la idea de libertad con la que viven todos, su laxa moral sexual, lo abiertas que son las parejas. Y se contagia esa alegría de vivir que tienen muchos para ser el año 45, 46. Ella, Anne, tiene un amante en Estados Unidos, adonde viaja a menudo para acudir a congresos y para verlo. Estos encuentros entre ambos quizá sean lo más flojo y forzado de la obra.

Algunos de los antiguos resistentes cometen actos de terrorismo contra colaboradores, y Henri, en teoría el puro, comete  una traición para salvar a una de sus amantes, una colaboradora..

Obra mítica en su día, creo que los mandarines sigue muy actual. Está publicada en 1954, ignoro si la autora llegó a conocer las denuncias de Kruschev sobre su propio país, pero sí que aparece el gulag y las diferencias entre todos sobre si denunciarlo o no. Desde luego, adelantada para su época y, como decimos, fresca hoy.


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