M, el hijo del siglo
Antonio
Scurati.
M,
el hijo del siglo.
Alfaguara,
2020, 819 pgs.
Esta
novela-río de Antonio Scurati sobre la subida al poder de Benito Mussolini
viene avalada por la crítica europea y estaba destinada a convertirse en todo
un fenómeno social y cultural que ha sido eclipsado, como todo en nuestras
vidas, por la dichosa pandemia del covid-19.
He de confesar que la empecé con
muchas ganas y me atrapó, pues tiene un comienzo trepidante, pero ochocientas
páginas son muchas, sobre todo si uno se empeña en narrar de manera tan prolija
los enfrentamientos entre socialistas y fascistas en la Italia inmediatamente
posterior a la Gran Guerra. Porque en eso es en lo que se centra esta por otra
parte estupenda novela, en los comienzos de lo que muchos consideramos la
guerra civil europea, que se encuadraría, cuando menos, entre 1914 y 1945-49,
con la derrota final del Tercer Reich y el comienzo de la reconstrucción de la
posguerra.
Yendo al meollo del relato, nos
encontramos en esa Italia convulsa, retratada en tantas películas como
Novecento, de enfrentamientos violentos entre la derecha y la izquierda, lo que
creó un enorme descontento social que fue dando paso al tan sonado triunfo del
típico salvador de la patria. El fascio italiano liderado por un brutal,
misógino y atrasado maestro de escuela estaba trufado de locos poetas
futuristas, tullidos y veteranos de guerra, campesinos, policías, y toda una
serie de individuos de diversas clases ávidos de violencia y aventuras que
pulularon durante decenas de años por esa Europa en discordia de la que
hablamos. No dudaron en usar la violencia contra la propia violencia que se
gastaban los socialistas (los comunistas o aún no existían o estaban en
embrión), y el exponente que a todos se nos viene a la mente fue el cobarde
asesinato del sin duda uno de los hombres más honestos del período, el
socialista Mateotti.
La novela se queda en los primeros
años del poder del fascio, cuando el duce aún mantenía una suerte de farsa de
la democracia a la que no tardaría en sepultar. Es, pese a esas reiteraciones
apuntadas, un gran fresco, a ratos apasionante, de unos años que deberían ser
recordados por todos nosotros.
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