El Gordo y el Flaco.

         Dirección: Jon S. Baird.

Guión: Jeff Pope.

                                                               Int: John C. Reilly, Steve Coogan, Shirley Henderson, Nina Arinda....

En el   Panteón de los dioses del slapstick mudo sin duda están Laurel y Hardy, siempre conocidos en nuestro país como el gordo y el flaco. Todos hemos visto de niños en la tele a esa entrañable pareja bailando o recibiendo un tartazo en la cara o en cualquiera otra situación cómica.  Pero la era dorada del mudo pasó, y como ocurrió con Chaplin y Keaton y Lloyd, la fama y el dinero dejaron de afluir de esa manera tan fácil para esta entrañable pareja. Y ahí es donde comienza la cinta de Baird, en una gira que Stan y Ollie hacen en Inglaterra en los años 50, en plena posguerra, ya en decadencia ambos y con problemas de salud y con, al principio, escaso recibimiento del público.

    Esta cinta, que aunque lo diga tiene poco de comedia, nos muestra a dos ídolos caídos en plena decadencia que intentan, sabiendo que es tarea vana, recuperar la gloria para siempre perdida. Así es la vida de todos., cuando somos adultos nos atenaza la nostalgia por lo perdido, nos quedan los recuerdos y envejecer, si podemos y nos dejan, con un mínimo de dignidad.

Reilly y Coogan están estupendos en sus papeles, así como las dos actrices que representan a sus solícitas y cuidadoras mujeres en una cinta que consigue lo que pretende, que es arrancarnos una sonrisa agridulce.