Le dedico mi silencio
Mario
Vargas LLosa
Le dedico
mi silencio
Alfaguara,
2023, 303 pgs,20,90 euros-
Vuelve por sus fueros el
Nobel peruano, próximo a cumplir los 90 años y lo hace con una novela que,
según propia confesión, será la última, seguida de un ensayo sobre Sartre tras
el que se retirará definitivamente el que, muerto Kundera, sea seguramente el
mejor escritor vivo. Y vuelve con una obra que, sin estar entre las mejores
suyas (las parió hace décadas y serían, a nuestro juicio, "La ciudad
y los perros", "Conversaciòn en la catedral" y "La guerra
del fin del mundo") merece nuestra atención.
En un Perú
azotado por el terror de Sendero Luminoso, Toño Azpilcueta, un humilde
estudioso de la música popular de su país, acude una noche a escuchar a un
guitarrista del que su anfitrión le ha hablado maravillas. Se trata de Lalo
Molfino, quien deja sin aliento al buen Toño, que se obsesiona con él. Poco
después, al enterarse de su temprana muerte, y habiendo recibido un préstamo de
su vecino al efecto, decide viajar a la tierra natal de Molfino para escribir
un libro sobre él.
Así,
asistimos en esta novela a un estudio sobre la música popuar del Perú, sobre
todo el vals peruano, del que Vargas Llosa se declara un admirador. Molfino es
un personaje ficticio, pero pululan por estas páginas verdaderas leyendas de la
música latinoamericana, como Chabuca Granda, buscando nuestro autor una utopía
que una definitivamente a su maltratado país, del que estuvo a punto de ser
presidente, en torno al vals y otros ritmos, que servirían de aglutinante más
allá de políticos corruptos, dictaduras o sembradores del terror.
Volviendo a
Azpilcueta, hace su particular via crucis y escribe el libro, que promete ser
un éxito, pero al final todo se malogra y acaba en un psiquiátrico tras una
crisis nerviosa, siendo rescatado en un final algo precipitado por otra leyenda
de la música popular de la que anduvo siempre enamorado y que es su mejor
amiga fuera de un matrimonio convencional.
Vargas Llosa
logra un texto bien ensamblado y entretenido, y respecto a su querencia por las
utopías, una vez fracasadas la comunista y fascista, que tanta sangre han
derramado, él abraza la neoliberal, que sólo trae desigualdades y pobreza
para la mayoria, quedando para muchos nuestra modesta socialdemocracia, que
aburrida y sin aventuras parece ser lo único que medio funciona.
Comentarios
Publicar un comentario