Van Gogh

                                                      Van Gogh: La Vida.
                                                      Steven Naifeh y Gregory White Smith.
                                                      Taurus, 2012, 968 pgs.


Vincent Van Gogh, personaje del que todo el mundo sabe algo, o bastante, fue sin duda uno de los grandes artistas de la Historia, a la vez que sin duda uno de los de más complicado carácter. Los profesores Naifeh y Smith nos entregan una biografía documentadísima que da cuenta detalladamente de los aspectos más interesantes de su compleja psicología. 
Hijo de un humilde predicador, él mismo llegó a  abrazar durante algún tiempo la idea de seguir los pasos de su padre, con quien mantuvo una difícil relación de amor-odio. Pero optó, por consejo familiar, por entrar a trabajar en la empresa de grabados de uno de sus tíos. Fue allí, destinado en Londres y París, donde comenzó a interesarse por la pintura, a dibujar escenas de cosas cotidianas, y se encendió en él una pasión que lo devoró. 
Sabemos de su vida por varias películas, entre las cuales sin duda la más conocida es la de Minelli, pero las hay mejores, como la de Pialat o la muy reciente de Schnabel. Compleja fue también la relación con su hermano Theo, que lo sostuvo económica y emocionalmente durante toda su vida. Los biógrafos dedican casi todo el libro a examinar la relación entre los dos hermanos, que por parte de Vincent fue de excesiva dependencia y, si hemos de creerlos, un  punto de egoísmo.
Nuestro artista se atormentaba bastante, llevaba una vida marginal y no encontraba equilibrio ni emocional ni económico. Iba dando tumbos, hasta sus finales crisis nerviosas, que lo llevaron a internamientos, a  pérdida de contacto con la realidad, al extremo horrible de la verdadera enfermedad mental. Pero siempre tuvo sus pinceles, su arte para encontrar refugio ante una vida tan llena de penalidades y  marcada por los conflictos familiares y la falta de afecto. Los que peinamos canas recordaos aquella maravillosa canción de Don Mc Lean a él dedicada, Vincent, que comienza con el famoso "starry starry night". Sus cuadros han adornado las habitaciones de muchos adolescentes, entre los que me cuento, y sin duda esta alma atormentada ha marcado un punto de inflexión en la historia del arte.


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