Pu YI









Pu Yi.









            Ha muerto Bertoluci y hoy hemos tenido comida familiar con invitados y alguno ha hablado del monte Dersa. Me persiguen fantasmas, como a todos. Fue en el 87, no recuerdo el mes cuando fuimos los tres a ver “El último emperador”. Me conmovió,  papá me dijo que le había gustado mucho, aunque no vino a verla con nosotros. Una historia, la de Pu Yi que es la de cualquiera: comienza de niño-emperador y termina de anciano-jardinero, toda una metáfora de la vida, de nuestros sueños no alcanzados, de las quimeras, la infelicidad, la desdicha que nos persigue con saña.

            Bertolucci, que engordó a la sombra del PCI (al que retrató magistralmente en Novecento, su mejor cinta) logró convencer a sus correligionarios chinos para rodar en la ciudad prohibida. Y para mi gusto que lo rodado entre sus muros encierra lo mejor de la película, sobre todo su relación con el preceptor británico, un gran Peter O’Toole. El infeliz niño Pu Yi, encerrado en su propio palacio, emperador sin corona (antes de morir, en un viaje, a Maurice Pialat un viejo guerrero afgano le dijo que los hombres deberíamos ser “Des royaumes insoumis”) en manos de unos y otros según soplen los vientos políticos en China. La idea de Bertolucci es buena y la peli me gustó muchísimo, en general gustó mucho y se llevó nueve o diez óscar. Chan Kai Sek, Mao, la guerra civil, la segunda guerra mundial, el triunfo de la revolución, la guerra con Japón, etc. El destronamiento de un emperador que en puridad nunca llegó a serlo, como todos.

            La infelicidad de Pu Yi es la de cualquiera, de todos son esos anhelos no alcanzados, esa dicha huidiza que sólo conoce cuando de viejito cuida un jardín. Al salir del cine lanzaste un suspiro hondo: Bernardo.

            Mientras la ciudad duerme reviso “Prizzi’s honor”. Fui a verla con mamá el año que hacía COU. Al salir me dijo que era la película de un genio en decadencia. El maestro dirige con torpeza esta cinta crepuscular sobre una familia de mafiosos italo americanos que anteponen la familia a todo, al amor, a envejecer con dignidad y compañía. Un año después, moribundo y desde una silla de ruedas rodará una obra maestra. La vida de Huston va muy unida a mi peripecia vital. Anjelica está guapísima en el film, mucho más que Kathleen Turner y desde luego es mejor actriz. Poco después lloraría y fumaría en una entrevista tras la muerte de su padre. Siempre ha tenido unas facciones muy duras, pero era una mujer guapísima.

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