Agota Kristoff
Agota Kristof: sobre Claus y Lucas: la
lucha por la libertad.
La
peripecia humana e intelectual de Agota Kristof es significativa del horror de
los enloquecidos totalitarismos del siglo veinte .Nacida en Hungría en 1936,
conoció tanto la ocupación nazi, de niña, como el dominio soviético, de
adolescente. Huyó a Suiza en el mismo 1956, cuando los tanques de Kruschev
(claro, ese reformista, el hombre que quiso humanizar el comunismo, ¿verdad?),
entraron a sangre y fuego en su país natal ahogando un levantamiento popular
que buscaba la libertad y la dignidad.
Su novela “Claus y Lucas” está
dividida en tres partes: “El gran cuaderno”, “La prueba” y “La tercera
mentira”. La primera parte, “El gran cuaderno”, narra cómo una madre, a finales
de la segunda guerra mundial, lleva a sus hijos a vivir con su abuela a una
granja para alejarlos del peligro de la ocupación nazi. La abuela les enseñará
a sobrevivir en tan duras condiciones: la escritura es seca y dura, con frases
cortas, con escenas que se hacen insoportables para el lector. Esos dos
inseparables hermanos se hacen hombres en poco tiempo, aprender a defenderse, a
sobrellevar la vida en condiciones tan extremas.
En la segunda parte, “La prueba”,
los hermanos se separan. Uno de ellos cruza la frontera, mientras el otro se
queda solo con una mujer y su hijo adoptivo. El padre, que había sobrevivido a
la guerra y aparecido por casa de la abuela, muere al intentar cruzar la
frontera. Claus vuelve, y nos enfrentamos en el final de esta segunda parte y
toda la tercera a un cruce entre realidad y ficción donde nada es claro y el
lector vaga desorientado pero envuelto en una experiencia rica, indispensable,
un reto, estamos ya en un país cambiado donde nada es lo que parece y no es
nada fácil reconocerse ni encontrarse uno a sí mismo.
Interesante propuesta la de esta
trilogía en favor de la libertad y en contra del totalitarismo, escrita en
Suiza, donde la autora trabajó como relojera, y en francés, idioma de su país
de acogida al que llegó con apenas veinte años y en el que murió hace poco,
dedicada como estaba en su jubilación a ver cine clásico y leer novela negra.
En el film de 2013, El gran
cuaderno, de János Szász, se adapta muy literalmente el primer tomo de la
novela, aunque con un tono mucho menos sombrío. Los dos hermanos viven con esa
abuela rígida pero de buen corazón y aprenden a sobrevivir, se hacen adultos en
poco tiempo en una cinta muy estimable, bien fotografiada y ambientada.
Agota Kristof representa lo mejor de
esos países que sufrieron dos tiranías seguidas, la nazi primero, la comunista
después, es ésta una indispensable apuesta por la tolerancia y la libertad,
indispensables (la novela y el film) en un mundo como el de hoy, donde los
extremismos de todo signo vuelven a campar a sus anchas.
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